CARTA DE UNA RENUNCIA, ALIENTOS A UN AMOR
Lugar: remoto y mísero confín condenado.
Fecha: uno de esos tantos días de la
humanidad.
Hola, princesa:
Anoche estuve mirando mi dedo, acariciando
ese objeto que dejó de ser objeto cuando tus manos lo domaron: un fino anillo
dorado, la única vida existente en este lugar rodeado de necia muerte que
algunos llaman lucha.
Pude ver tu sonrisa cuando toqué este anillo;
puedo sentir tu voz, tu calor, tus palabras a pesar del ruido atroz de las
bombas; el miedo y la conciencia que te golpean cada vez que aprietas el
gatillo al pensar, que aquél que reciba la bala disparada es más que un
hermano.
Luchamos por la gloria, por una línea
imaginaria que queremos trazar en un suelo que debería ser de todos, por una
ideología, una forma de pensar y sentir diferente. ¿Lucha, guerra,
objetivo? ¿Qué estamos haciendo, Dios
mío?
Caminamos en avanzadilla, y tras cruzar la
línea enemiga nos regocijamos al pisar una tierra que al fin hemos conquistado.
Una tierra de edificios derruidos, de cuerpos mutilados, de silencio de almas…
Eso es lo peor: ¡el estridente silencio de la conquista!
¿Sabes una cosa, princesa? Apreté tanto el anillo
mientras recorríamos esos dominios ganados que lo llevo tatuado en el
dedo. Vi la melena oscura de una
muchacha sobresalir de los escombros de esa casa que tantas veces pisé, una
casa que no me hacía falta conquistar,
pues la sentía mía, nuestra; antes
de que alguien decidiera que tú y yo éramos diferentes. Sin embargo seguí
caminando, apretando el anillo, ignorando el dolor, la irracionalidad, la
muerte. Porque aquellos que decidieron el odio, nunca podrán matar al amor; y
tu risa vive en mí, princesa; aunque en estos momentos me sienta más muerto que
vivo.
Y podría avergonzarme de pertenecer a aquella
que llaman raza humana y racional. Pero no lo hago. Me siento orgulloso de ser
quién soy: con mis diferencias, mis creencias,
y aquella tierra que, aunque nos empeñemos en lo contrario, no pertenece
a nadie más que al mundo. Por eso hoy, a
pesar de que el odio quiera dominarme, conquistar mi esencia, mi piel, mi
sentir, mi respirar… firmo mi renuncia explicita a él. Alzo mi cabeza al amor,
tiro mi fusil, avanzo hacia la libertad, despacio… en medio del campo de
batalla, del ruido de bombas, de los alaridos del miedo. Y entonces me detengo,
levanto mi brazo desnudo y grito más fuerte que el pavor:
—¡¡¡¡¡¡DIOS!!!!!
Mi boca se abre, mis piernas flaquean. No
escuché el estruendo, ni el quemar del disparo. No temo a la oscuridad porque
veo la luz. Y mis palabras quedaron plasmadas en esta carta de renuncia, en
este aliento al amor.
Escrito por Gema Lutgarda
18/04/2014
Todos los derechos reservados
Todos los derechos reservados
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"Las culpas del amor". Una novela que va mucho más allá de lo erótico. Una historia que te atrapará al instante.
Ya disponible en la web de nueva Editora Digital.
SINOPSIS
Vivir
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Esta novela
es un silencio de respeto, y a la vez un grito catártico contra tantas
injusticias.
Harry
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Sin embargo,
las culpas los persiguieron, aquella guerra no sería fácil de derrotar; el odio
disfrazado de hipocresía los golpeó sin miramientos; pero ellos gritaron,
pelearon, ¡proclamaron! Tendieron su mano hacia ti… Sí… tú, ese lector, ese
otro aliento que vive, que sostiene este libro… ¡Ayúdalos en su grito! ¡Ama,
vive!... Y ahora cierra tu mano, porque
sé que está prendida y unida a esa misma búsqueda. Porque sé que al fin, atado
al amor, tú también eres libre… ¡Sois libres para amar!
“Las culpas
de amor” Gema Lutgarda
Todos los derechos reservados.
Wow... Definitivamente, Gema, eres muy intensa en las palabras que plasmas en tus escritos... Felicitarte es poco <3
ResponderEliminarUn abrazo <3 <3